Noemí Salazar celebró públicamente haber ganado un quinto premio de la Lotería de Navidad junto a su familia, compartiendo su emoción en redes sociales tras recibir por primera vez un premio.

La Navidad de Noemí Salazar pasó en cuestión de horas de la euforia más desbordada a la necesidad de salir a dar explicaciones públicas.
Lo que comenzó como una celebración familiar tras resultar agraciada en el Sorteo de la Lotería de Navidad terminó convirtiéndose en una intensa polémica en redes sociales que obligó a la televisiva a pedir disculpas y matizar sus palabras.
Una historia que mezcla ilusión, exposición mediática y el lado más implacable de la opinión pública.
El pasado 22 de diciembre quedó marcado para siempre en la memoria de la exconcursante de ‘Los Gipsy Kings’ y ‘GH VIP’. Por primera vez en su vida, la suerte llamó a su puerta en uno de los días más señalados del año.
Noemí compartió con entusiasmo el momento exacto en el que comprobaba que uno de los décimos que había comprado estaba premiado con un quinto premio.
La escena, grabada y difundida en redes sociales, mostraba a una familia entregada a los gritos, las risas y los abrazos, con una protagonista visiblemente emocionada que no podía dejar de repetir una frase: “Nos ha tocado a todas”.
El décimo, según explicó ella misma, había llegado a sus manos gracias a una prima que decidió repartir el número entre varias mujeres de la familia. Un gesto que convirtió el premio en una celebración colectiva, cargada de simbolismo y emoción.
Noemí insistió en que no se trataba solo de dinero, sino de un golpe de suerte que llegaba en un año especialmente sensible para las primas Salazar.
Para ella, aquel premio representaba algo más profundo: una alegría compartida, una sensación de recompensa tras meses complicados y la ilusión de que, por una vez, el azar se había acordado de los suyos.
En medio de esa euforia, la influencer pronunció una frase que, lejos de pasar desapercibida, se convirtió en el detonante de la tormenta.
Al explicar cómo había sido su año, comentó que “no le había tocado salud”, una expresión habitual en contextos coloquiales, pero que en este caso fue interpretada por muchos como desafortunada e incluso ofensiva.
Bastaron unos minutos para que la publicación se llenara de comentarios críticos, reproches y mensajes de indignación.

Las redes sociales, siempre rápidas para elevar y destruir, reaccionaron con dureza. Algunos usuarios cuestionaron que personas con visibilidad mediática fueran las que volvieran a recibir premios, mientras miles de familias atraviesan dificultades económicas.
Otros reprocharon el tono de sus palabras, considerándolas insensibles en un contexto social marcado por problemas de salud, precariedad y pérdida. La alegría inicial se transformó en una avalancha de críticas que no dejó indiferente a la protagonista.
Consciente del revuelo generado, Noemí Salazar decidió no guardar silencio. Horas después de la publicación original, volvió a dirigirse a sus seguidores con un mensaje mucho más calmado y reflexivo.
Reconoció que no se había expresado bien, que sus palabras fueron fruto del momento y de la emoción desbordada, y que en ningún caso quiso restar importancia a la salud, un valor que, según subrayó, siempre ha estado por encima de cualquier premio económico en su vida.
La televisiva quiso aclarar que la famosa frase no era más que una expresión coloquial, una forma de hablar que no pretendía trivializar los problemas de salud ni minimizar el sufrimiento ajeno.
“Jamás pondría el dinero por delante de la salud”, vino a recalcar, visiblemente afectada por la magnitud de la polémica.
También aprovechó para contextualizar el premio, ya que muchos usuarios asumieron erróneamente que había ganado una gran suma de dinero.
Lejos de los millones que algunos imaginaban, Noemí explicó que la cantidad recibida asciende a 6.000 euros.
Una cifra modesta si se compara con otros premios del sorteo, pero suficiente para generar ilusión en una familia que nunca antes había tenido un golpe de suerte similar.
“La gente piensa que he ganado muchísimo dinero, y no es así”, explicó, insistiendo en que la verdadera felicidad no estaba en la cifra, sino en la experiencia compartida y en la emoción del momento.

En sus disculpas, Noemí también quiso humanizar la situación, recordando que detrás de las pantallas hay personas que sienten, se equivocan y reaccionan desde la emoción.
Reivindicó su derecho a celebrar una buena noticia sin que eso implique faltar al respeto a nadie, aunque admitió que debía haber sido más cuidadosa con sus palabras.
Un ejercicio de autocrítica que fue recibido con opiniones divididas: mientras algunos seguidores valoraron su sinceridad y su gesto de rectificación, otros mantuvieron su postura crítica.
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa la presión constante a la que están sometidas las figuras públicas, especialmente aquellas que comparten su vida cotidiana en redes sociales.
Un comentario espontáneo puede convertirse en cuestión de minutos en un debate nacional, con interpretaciones cruzadas y juicios implacables.
La Navidad, tradicionalmente asociada a la ilusión y la esperanza, se convirtió para Noemí Salazar en un recordatorio de lo rápido que la opinión pública puede cambiar de tono.
Pese a todo, la influencer no quiso que la polémica eclipsara completamente el momento vivido con su familia. Defendió su alegría como algo legítimo y especial, un recuerdo que, más allá del ruido digital, seguirá siendo importante para ella y los suyos.
Porque, según dejó claro, el verdadero premio no fue el dinero, sino la emoción de compartir un instante de felicidad en un año complicado.
Así, Noemí Salazar cerró uno de los capítulos más intensos de su Navidad: un viaje exprés del entusiasmo al arrepentimiento, del aplauso al reproche, que demuestra que en la era de las redes sociales la suerte no siempre viene sola, y que incluso un premio de Lotería puede traer consigo una factura emocional inesperada.
